jueves, 6 de diciembre de 2012

BUSCANDO "ASÚCA" DESESPERADAMENTE




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De nuevo una anodida y soporífera tarde, gélida como la mano del doctor que te ausculta en una consulta, prometía unas horas venideras cargadas de insulsos comentarios de pasillo, aburridas caras de cumplidores visitantes y familiares, y diálogos enconsertados, carentes de interés para un Paco Penas que veía su ingreso alargarse más y más en el tiempo...amenazando con cronificarse "ad eternum" si no lo remediaba algún avispado internista, capaz de solventar el complicado ovillo en el que se había convertido su historia clínica.
Es por ello, que Paco recibía con relativa alegria las visitas de su antígua némesis hospitalaria: su ex compañero de habitación (ahora enrolado a las huestes del "ejército de pijamas blancos" como celador) Zé Manué, alias "El Chori", mítico y legendario hijo de la Fen-nanda, colacaoinómano confeso y consumidor habitual de "sumos, menos el de malacatón", "hamburguezas del Fostín Jorlibú"...entre otros productos de curso legal. De los ilegales, mejor ni nombrarlos.
Aquella tarde el Chori estaba cumpliendo con su función como celador de la Tercera Planta consistente en decirle a los de UCI que estaba ocupado en Medicina Interna, y a los de Medicina Interna que estaba ocupado en la UCI...y si el que lo llamaba era el Supervisor...pueeees...entonces estaba ocupado llevando una analítica urgente al laboratorio...lo normal para un celador que debe ocuparse de dos plantas a la vez, alrededor de cuarenta enfermos en total de los cuales casi dos tercios son encamados. Como pueden comprobar una carga de trabajo perfectamente asumible para una cuadrilla de mulas de arreo, o de esforzados esclavos de las pirámides egipcias. Pero el presupuesto era el que era en ese Hospital desde hacía décadas, y no daba para más. Y si lo daba, desde luego no era el problema de aquella Gerencia en concreto, que bastante trabajo tenía con proponer protocolos, analizar protocolos, corregir protocolos, autorizar protocolos y hasta protocolizar protocolos, que como se diría al estilo de los pitufos, en lenguaje gerente sería algo así como: "Para que protocolicemos hay que protocolizar protocolizando protocolos". ¿Ha quedado claro?..¿No?...pues eso...lenguaje de gerentes, leñe...
Si a esto añadimos la especial "prestancia" y "afán de trabajo" del Chori, apaga y vámonos...
Así que tras otra dura jornada de ingresos, traslados, cambios de habitación, sondajes, extracciones, canalizaciones de vías, avisos a internistas de guardia, etc, etc...el personal de enfermería comenzaba a estar ligeramente cansado.
Comoquiera que Medicina Interna se encuentra dentro de un vórtice espacio-temporal en el que Las Leyes de Murphy se cumplen inmisericordemente día a día...el pastel ya estaba servido a falta solo de la guinda. Y esa guinda se colocó, cuando los enfermeros de planta de aquel día (Andoni y Karlos) tomaron las glucemias antes de la cena, y pusieron las dosis de insulina correspondientes para corregir la "generosidad de dulzura" en sangre de los enfermos diabéticos.
Pero el carro con las bandejas de las cenas, no llegaba. Pasaban los minutos, y seguía sin aparecer...ante la inesperada falta de alimentos, saltó la alarma: el carro de la comida se había quedado encerrado en el ascensor (pinche histérica y claustrofóbica incluída) y éste no funcionaba.
La magnífica e inigualable cuadrilla de mantenimiento, matrículas cum laude en "técnicas McGyver" no conseguían solventar el problema, y las insulinas comenzaban a provocar los primeros estragos...bajadas de azúcar a "tutiplén". Andoni y Karlos pusieron en marcha la "operación reparto de zumos" a discreción, contando con la ayuda de el Chori, que en ese momento descansaba apoyado en el mostrador del control de enfermería.

- Chori, llévale este vaso de zumo al 304-2...
- Ahora mijmito, Dioni....

A mitad de camino, los ojos del Chori hacen chiribitas al observar el néctar, y se bebe el vaso a hurtadillas.
Vasos y más vasos se apoyan en el mostrador, y entre todos intentan reanimar a los enfermos que se encontraban al borde de la lipotimia. Y la cena que no llegaba, y el ascensor que no funcionaba...y el Chori bebiéndose litros y litros de zumos, incapaz de ponerle freno a su zumoadicción. Hasta que extrañados por la falta de recuperación de los pacientes, Karlos "atrapa" a el Chori eructando con el inconfundible aroma del zumo de piña...

- Peaso de cabrón....tu no te estarás "jincando" el zumo, ¿verdad?
- ¿¿¿Yoooo???...Kal-lo, yo te uro por mi güela Zunción, que undibé la tenga zu gloria bendita, que yo no majincao na de na...ej que la Chana ma regalao una colonia con oló a fruta der bojque, ¿zabe?
- Te mato...- dijo Karlos mientras se quitaba el zueco con intención de lanzarlo a la cabeza del Chori, que ya corría que se las pelaba pasillo arriba.

Tras más de media hora de lucha, y unos doce litros de zumo gastados (la mitad de ellos en el estómago de el Chori), el personal de enfermería conseguía solventar la emergencia azucarera.
La cena llegó con dos horas de retraso y la pinche continúa ingresada en el psiquiátrico donde asegura que los platos y cubiertos la persiguen y las empanadillas frías quieren agarrarla para hacerle daño.
Nuestros héroes del día, enfermeros y auxiliares, jamás olvidaron la trabajera ocasionada por el ascensor...tampoco olvidaron al Chori (aunque éste todavía daría más guerra...pero eso es otra historia).
Se cumplió el deber, que es de lo que se trata.
En cuanto al ascensor...muy de vez en cuando vuelve a pararse.
Y para eso, fíjense ustedes....no hay solución.
Bueno, mejor no demos ideas a las mentes pensantes, que puede ser peor el protocolo que la enfermedad.




lunes, 26 de noviembre de 2012

ESTE MUERTO ESTÁ MUY VIVO





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Nerviosismo en los gestos, carreras por los pasillos...algo nuevo se cocía en el Hospital desde hora temprana, y era algo perfectamente palpable por cualquier usuario del centro.
Y es que, cual tiburones al olor de la sangre, o buitres a la vista de un animal herido, la inminente muerte de un candidato a donar órganos había desatado la "fiebre del oro" entre los distintos especialistas implicados en este tipo de eventualidades.
Llámese "prestigio para la institución", llámese "alimentación del propio ego" o por motivos más espúrios y de dudosa moralidad, como es el cobro de cantidades pecuniarias harto curiosas por la intervención y extracción de órganos...el caso es que la habitación 310 se había convertido en un contínuo trajín por parte del personal sanitario, en especial de cirujanos, intensivistas, internistas y otras hierbas, que se frotaban ávidamente las manos mientras en sus pupilas asomaba el símbolo del euro a cada hora que el infortunado paciente desahuciado se acercaba más y más a su más que previsible y trágico final de su existencia terrenal.
Algún cirujano soñaba con ver su nombre en gloriosos titulares de la prensa comarcal, o incluso en revistas científicas (y pseudocientíficas) donde a bombo y platillo se publicaría el extraordinario acontecimiento de una extracción y posterior donación de órganos en el Campo de Gibraltar..."quién sabe" (pensaba)..."quizás este sea mi trampolín profesional...esa guinda al curriculum profesional que tanto he esperado para poder salir de este infesto boquete".
Y así transcurrían las horas...con visitas de unos y otros, llamadas de gerentes y otros burócatras interesados, jefes de guardias y supervisores, poniendo orden en el desorden y desordenando lo ordenado.
Mucho jefe, poco indio...mucho gallo para tan mísero corral.
Eso sí...la carga asistencial recaía nuevamente en los de siempre: enfermería y auxiliares que, no contentos con la ya de por sí abusiva situación de recortes de personal y de medios, ahora lidiaban con una pantomima que les obligaba a realizar el milagro de la multiplicación del pan y los peces...una vez más.
Pero...¡oh, destino!...ese día el internista de guardia no era cualquiera.
Ese día más que un internista...de guardia estaba una auténtica encarnación del Capitán Trueno, desfacedor de mil entuertos, irreductible como Astérix y Obélix, invencible como Rocky Balboa, infatigable como...como...como Nacho Vidal...¿o era irreductible como el "miembro" de Nacho Vidal?....¡qué mas da!.
El caso es que ante la llamada del personal de enfermería, el Dr. "Trueno" acudió raudo y sin ninguna gana de firmar un certificado de defunción.
Al menos mientras estuviera de guardia, allí no se moría nadie sin su permiso...qué cojones...

- Vamos a sacarle una analítica urgente -dijo con serenidad a la enfermera de planta.
- Pero...¿no estamos esperando a que se muera?
- Este hombre no está para morirse - concluyó con seguridad.

Quirófanos preparados, especialistas localizados...cirujanos con manos enguantadas esperando el deceso del donante...la tensión aumentaba conforme pasaba el tiempo.
Pero ni la más perfecta maquinaria burócrata pudo con la determinación del Dr. "Trueno" que encontró en aquel enfermo a su particular Soldado Ryan.
Tras comprobar la analítica del paciente, instauró un tratamiento preciso y extenso como la Carta de San Pablo a los Corintos...y sacó al paciente del estado crítico en el que se encontraba, para sorpresa de sus familiares que ya lo velaban en vida desde hacía dos días...y con el consiguiente cabreo de los mismos que estuvieron a punto de "vender por piezas" al paciente antes de haber abandonado este Valle de Lágrimas.
Aunque para cabreo, el de cirujanos y demás implicados en la "Operación Trasplante"...que se tradujo en una postrera llamada telefónica desde un oculto despacho de la Gerencia al internista de guardia...

- Pero hombre de Dios...¿qué has hecho? Si sólo había que dejarlo morir...
- Es que yo aún recuerdo el juramento que hice...- respondió con valentía nuestro bravo doctor.
- Hombre, es que si nos ponemos así...a cumplir lo que juramos...apañaos vamos.

Política y Sanidad...mala combinación, amigos. Y es que no es lo mismo un juramento hipocrático que un  hipócrita que jura y miente...que por desgracia, se estila mucho en estos tiempos.

miércoles, 10 de octubre de 2012

THE COFIA DAY




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Aquella lluviosa tarde de octubre se estaba convirtiendo en un infierno para el personal de enfermería de Medicina Interna. Unas horas antes, las camas que habían quedado "liberadas" de sus ocupantes (unas por altas médicas y otras por "salvoconducto directo" a San Pedro), habían sido vorazmente fagocitadas por un saturado y extenuado Servicio de Urgencias, deseoso de desprenderse de un volúmen de pacientes próximo a un desastroso colapso del microsistema hospitalario.
De ahí que a partir de las 15h (hora del cambio de turno), se iniciara una frenética carrera contrarreloj para intentar "achicar agua" en la Observación que ya presentaba camillas en los pasillos a los que (como medida de "intimidad al paciente") se les brindaba unos indecorosos biombos raídos por el paso del tiempo.
Y en mitad de esa vorágine administrativa de "desvestir un santo para vestir a otro", los de siempre: enfermeros, auxiliares y celadores.
Uno de los ingresos, un sexagenario señor llamado Prudencio, quizás producto de las prisas por enviarlo a planta, llega sembrando de interrogantes la labor de la enfermera que en ese momento lo ha recibido.
- Es diabético... pero no le han puesto ninguna pauta de insulina, ni antidiabéticos orales... bufff... ¡ya empezamos!

Así que decide ponerse en contacto con el Internista de Guardia. Tras varios intentos fallidos (como siempre, el corporativo se quedó sin batería y a nadie se le ocurrió ponerlo a cargar todo el tiempo que estuvo avisando con sus "beeep", "beeeep" y su lucecita roja intermitente), por fin consigue comunicarse con él.

- Hola, te llamo de Medicina Interna... nos han ingresado en el 304-2 a un señor, Prudencio, que es diabético...y no tiene pauta de insulina.
- Ammm....¿si?... bueno, pues luego subo a ponérselo.

Tras casi una hora de espera, la situación se va complicando más. Los acompañantes de un paciente solicitan información médica... de nuevo, llamada de teléfono al Internista.

- Hola,  de Medicina Interna... los familiares del 306-1 solicitan información. Ya les hemos explicado que su médico pasa sala por las mañanas y que ahora por la tarde queda sólo el de guardia...
- Pues eso... yo estoy ocupado en Urgencias, además no conozco nada de su historia clínica.
- Ya...pero la familia insiste en que quieren que venga un médico a hablar con ellos.
- Vale, vale...en cuanto pueda subo a verlos.
- Ah, y la pauta de insulina del 304-2, también sigue pendiente.
- Sí, sí...

Transcurre otra hora sin que aparezca absolutamente nadie. Los familiares, soliviantados, comienzan a presionar al personal de enfermería con lindezas como "porque yo testoy pagando a tí", "si fuera tu padre seguro que er médico estaba aquí hasunrato", hasta los amenazantes "como le pase argo zus vái anterá". Para colmo, Prudencio comienza a tener fiebre. Nueva llamada al Internista.

- Soy yo otra vez. El de la 304-2 está con fiebre y la familia del 306-1, al borde de la rebelión.
- Si no es alérgico, ponle un paracetamol IV.
- Si, eso ya me lo imaginaba... ¿y con la revuelta que hacemos? ¿Vienes a informar o llamo a los GEOS?
- Ahora subo...oye, la insulina del ingreso... que se me había olvidado.
- Hace un cuarto de hora que se repartió la cena... tenía 188 de glucemia, así que le hemos puesto lo que normalmente dejáis prescrito como pauta "estándar"... pero sigue aquí esperando a que algún alma caritativa lo deje por escrito.
- Vale, vale, ahora lo hago.
- Por cierto, el 308-1 dice que la pastilla que le han pautado esta mañana le sienta mal y que...
-...eso, que se lo arregle su médico mañana...
- Y el 311-3 quiere que le demos algo para dormir...
- Ya sabes..."barra libre" para todos.
- Ya...ya sé...

Por fin tras casi tres horas de espera, el Internista de Guardia sube a la planta, escribe la pauta de insulina y habla durante 34 largos segundos con unos dóciles familiares que al ver aparecer al médico han cambiado las caras agrias y los gestos amenazantes por amabilidad y comprensión sin límite.

Cae la noche...Basilio despierta y comienza a gritar sus interminables "Antoniaaaaaaaaaaaaa" que traen en jaque al personal y a más de la mitad de pacientes. Llamada de teléfono al Internista de Guardia, que tarda cinco tonos en cogerlo.

- ¿Ssssssssi? - con voz de sueño.
- Hola, te llamo de Medicina Interna... es por Basilio, que ya está con sus gritos.
- ¿Le habéissss... puesto algo? - suena un bostezo.
- Pues aunque es su quinto ingreso en dos meses y siempre está agitado por las noches, a nadie se le ha ocurrido dejarle nada pautado, fíjate que curioso...
- Vale...ummm...ponle....ummmm....¡¡ooooooAAAAAaaaaaaaAAAAh!!!...ponle...mmm....medioooo haloperidol....y si no se le pasa, le pones otro medio...y a partir de las 4 no me llames que le toca al otro internista, que él decida qué le ponéis.
- Ok...

Al día siguiente, la planta amanece como si fuera un campo de batalla...pacientes ojerosos que apuran hasta el reparto de los desayunos para conciliar alguna triste hora de sueño reparador, ya que Basilio se quedó dormido casi a las seis de la mañana.
En el despacho médico, una internista con melena alborotada, numerosos aspavientos y dando gritos, despotrica sobre las enfermeras de la planta:

- ¡Claro!...¡dormidos que están todos los pacientes!  ¡es que el personal de enfermería se cree que son paramédicos y pueden poner la medicación que les salga de las pelotas! ¡A saber qué le han metido esta noche a Basilio para que esté tan dormido!
- Lo que dijo el de guardia - apunta una enfermera que pasaba por ahí.
- ¡Y una leche! ¡Que ya nos conocemos todos!

¡ Y tanto que nos conocemos!...pero como diría el sabio Don Anselmo:
"A nadie le huele su propia mierda...y si encima viene otro a limpiarte el culo, qué quieres que te diga: ASÍ DA GUSTO CAGARLA".

(Salud y Feliz The Cofia Day para todos)

martes, 2 de octubre de 2012

JUEGO DE TRONOS




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Tras la frenética jornada de persecución de hormigas a lo largo y ancho de los pasillos de Medicina Interna, parecía que la paz se asentaba por fin en la unidad. Lejos parecían quedar las carreras, avisos telefónicos y llamadas al orden de aquella caótica mañana en que esos dichosos y diminutos insectos de seis patas habían puesto en jaque a la flor y nata del gremio de Mantenimiento del hospital.
Se presentaba pues, un día relativamente tranquilo (y digo relativamente, porque no olvidemos que en Medicina Interna, nada es relativo...mas bien correlativo, es decir, "una detrás de otra").
Pero hablar de tranquilidad en las entrañas de esa unidad, era como hablar de lucidez en Leticia Sabater, o de rigor informativo en Intereconomía...un espejismo.
Al cabo de unas horas, Paco Penas y Seymour recibían el ingreso de un nuevo y temido "inquilino": el anciano Basilio, aún más desmejorado que de costumbre, y que (de momento) no parecía venir dispuesto a "dar la noche" con sus interminables gritos en plena madrugada. Al contrario, parecía bastante tranquilo y sosegado, hasta el punto de dedicarle una simpática sonrisa a Paco Penas...¿lo habría reconocido?.
Tras acomodarse en la habitación, Antonia, la hija de Basilio, se dispuso a afrontar una larga noche provista de un cuadernillo repleto de sudokus a medio hacer, un mp4 donde tenía la discografía completa de Isabel Pantoja, Mocedades, Juan Pardo y "algo más movidito" como Karina y Luis Aguilé, y un ejemplar del libro "El highlander seducido", novela romántica en cuya portada un musculoso, rasurado y bravo highlander de masculina falda escocesa prometía todo tipo de fantasías durante esas horas a la pudorosa y remilgada Antonia.
Pero cuál fue su sorpresa cuando descubrió que en la habitación había tres enfermos, tres camas, tres acompañantes....y sólo dos sillones, ya ocupados por Pepi (la esposa de Paco Penas), y por Mildred (joven amante bandida de Seymour...mas bien amante de su cuenta corriente).
Así que con las manos ocupadas por el mp4, el libro y el cuadernillo de sudokus, y mirando hacia todos los rincones habidos y por haber de la 312, finalmente preguntó.
- ¿Y mi sillón?
- La están arreglando. Se la llevaron esta misma mañana- respondió Paco Penas.
- ¿Y ahora dónde me siento? ¿Dónde me echo la cabezadita?
Ante la callada por respuesta de los presentes, Antonia, ni corta ni perezosa (bueno, algo perezosa sí), salió al pasillo de Medicina Interna en busca de un sillón sin dueño. Y así entró en la 311, donde solo había dos enfermos con sus acompañantes, y tres sillones.
- Disculpen....¿aquí sólo hay dos enfermos ingresados?
- Sí...-respondió una de las acompañantes con extrañeza- ¿Por qué?
- Porque no tengo sillón en mi habitación, así que me la llevo...
- Aaaaah, nonononononono....ese sillón se queda aquí.
- Pero si no lo está utilizando nadie...
- Bueno, pero igual lo utiliza mi niño Adonai que tiene que venir a ver a su abuela
- Señora, son casi las once de la noche...ya no hay visita.
- ¿¿Cómo que no?? ¿¿y eso dónde está escrito??
- En un cartel a la entrada de la planta
- ¡¡Pues yo nunca he visto ese cartel!!
Antonia, tomó por los reposabrazos el sillón, y empezó a arrastralo con pesadez hacia fuera de la habitación, pero la señora con la que había estado discutiendo, dio un prodigioso salto y agarró el sillón por el respaldo.
- ¡¡Que no se lleva el sillón, lesheeeeeeeeeee!!
- ¡¡Suelta, maharonaaaaaa!!
Ambas se enzarzaron en una igualada contienda...tan pronto el sillón avanzaba hacia la salida de la habitación como volvía a retroceder la distancia recorrida en una sinfonía de bufidos, maldiciones, exabruptos y chirriar de patas en el suelo.
Tras varios minutos de tiras y aflojas, la madre de Adonai blandió sobre su cabeza su bolso de imitación de charol de leopardo marca "Guchi" (sic) y tras dar dos vueltas en el aire para tomar impulso, cual David enfrentándose a Goliat, lanzó el susodicho hacia la cabeza de Antonia, que echando hacia atrás su cuerpo (al más puro estilo Mátrix) esquivó el proyectil con destreza, para luego responder arrojando su cuadernillo de sudokus. El impacto del canto del cuadernillo (en su parte puntiaguda), provocó el desconcierto en su oponente, momento que aprovechó Antonia para arrebatar el preciado trono a los habitantes de la 311.
-....japutaaaaaaaaaaaa!!! - se oía desde las oscuras profundidades de la habitación- ...comotecojaenmibarriotevacagápol-lajpatabajooooo!!!!
Antonia, satisfecha por el botín, colocó el sillón junto a la cama de Basilio. Se sentó, encendió su mp4 y comenzó a escuchar "Amor de hombre" de Mocedades mientras abría las primeras páginas de "El highlander seducido"...pero cuando quiso poner las piernas en alto, reparó en que no tenía banqueta de pies. Miró a un lado y a otro, y tras comprobar que cada uno de los enfermos tenía su sillón y su correspondiente banqueta de pies, preguntó:
- ¿Y la banqueta?
- Arreglándose también...-contestó Paco Penas.
- ¿Y ahora dónde apoyo los pies?
- Ay, Dios....

viernes, 21 de septiembre de 2012

ANTZ...Crónica de una Invasión

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  CRÓNICA DE GUERRA:    Septiembre de 2012. Medicina Interna.

"Al alba y con fuerte viento de levante, más de un centenar de hormigas perfectamente preparadas, entrenadas y dispuestas para el combate cuerpo a cuerpo, subieron desde la unidad de Pediatría, en la segunda planta del Hospital, a través de una red de túneles de perfecta excavación milimétrica, y sin previo aviso entraron en la habitación 307, parapetándose en el factor sorpresa, para poder reducir a los pacientes que aun descansaban después de una atareada y ruidosa noche en Medicina Interna.

Con agilidad y suma destreza, este Grupo de Operaciones Especiales Hormiguísticas, trepó con sigilo hasta la cama de la señora que en ese momento no era consciente del peligro que la acechaba. De igual manera, parte de ese grupo optó por introducirse  en el cajón de la mesilla de noche (sin encontrar oposición alguna), donde reposaban unos incautos e infelices paquetes de galletas, y un inocente cuarto de jamón york resguardado en papel de estraza.

A la voz de "se mueva nadie, esto es un asalto", una treintena de hormigas tomaron por la fuerza a dichos rehenes, desnudando impunemente al jamon york que temía por su integridad moral y física ante las lascivas miradas del comando en cuestión.
Como era de esperar, el grupo armado se empleó con mucha dureza y pocos escrúpulos para dar rienda suelta a sus licenciosas pretensiones, tomando al jamón york como principal reclamo de sus más oscuras perversiones.

En pocos minutos, un auténtico ejército de hormigas tomaba la habitación al completo, trepando por las camas de todas y cada una de las enfermas, gritando, y mostrando la algarabía comprensible por la plaza conquistada: la 307 era suya.

En el estar de enfermería saltaron las alarmas, y se puso en marcha el Dispositivo de Emergencia por la Salvación Nacional, también conocido coloquialmente como "Operación Llamada al Supervisor de Guardia", que (ante la gravedad de los hechos) no tardó en hacer acto de presencia.
Debido a que era fin de semana (o mas bien con la escusa de que era fin de semana), los recursos disponibles eran limitados y poco efectivos. Se optó por llamar en primer lugar al Cuerpo de Limpieza, glorioso grupo de operaciones y logística, capacitados en un principio para pisotear a algunos efectivos con el zueco (labor en la que colaboró el mismísimo Paco Penas, entre otros) o a lo más, arrastrar con el mocho el máximo número posible de invasores... pero esta opción era a todas luces insuficiente, dada la velocidad de propagación de las tropas enemigas.
Por tanto se optó por el Plan M...Mantenimiento.....El Escuadrón de Mantenimiento (célebre por las recordadas batallas vencidas en los famosos apagones de planta o cisternas que no paran de echar agua), tan sólo disponía de una poderosa (eso sí) arma aire-tierra: la sinpar pistola de silicona, con la cual se selló el acceso de la marabunda a través del 307, y se pudo así aislar a los invasores en dicha habitación...ya solo quedaba acabar con ellos, en una tremenda guerra de desgaste, en la que los defensores no podían disponer de sus poderosas armas químicas (Casa Jardín, Baygon, Raid) porque existe una normativa de Naciones (sanitarias) Unidas, que impide el uso de este tipo de armamento por los daños colaterales que pueden causar. La batalla pues, sería cuerpo a cuerpo... había que calar bayonetas.

Muchas fueron las horas que transcurrieron, en las que se obligó al invasor hormiguístico a retroceder hasta el cajón de la mesilla del 307-3, donde se hicieron fuertes, respondiendo con amenazas de acabar con lo rehenes que les quedaban: los dos paquetes de galletas....el cuarto de jamón york, desgraciadamente, perdió la vida y se quedó en un octavo medio comido.
Ante dicha amenaza, Cocina puso el grito en el cielo...."¿un par de paquetes de galletas? Ni hablar".... ¡había que recuperarlos!...eran el Soldado Ryan de esta guerra.
Finalmente un sorpresivo asalto alevoso de tropas defensoras especiales en el cajón de la mesilla, desbarató el secuestro, devolvió la libertad a las galletas y provocó la huída de las huestes invasoras.

El acceso de entrada de la 307 sigue sellada y es vigilada continuamente por las tropas de Medicina Interna....aunque se han detectado grupos dispersos de hormigas en la 305, y otras habitaciones....
Miembros de Defensa de Medicina Interna han declarado: " Creemos que esto no ha acabado,...sentimos que nos están rodeando y poco a poco se acercan a nosotros...pueden salir por cualquier sitio...este lugar está infestado de túneles".
Pero de momento la paz ha vuelto.... hasta Dios sabe cuando.

P.D.: Esta tarde son los funerales del cuarto de jamón york... su apenada dueña agradece la asistencia de todos aquellos que lo conocieron en vida, y ruega se eleven oraciones por su alma."

jueves, 6 de septiembre de 2012

CINCUENTA SOBRAS DE BUEY

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Desde hacía unos días, aquella sórdida unidad de Medicina Interna había cambiado. Era un cambio sutil, apenas perceptible para cualquier pobre alma que diera con sus tristes huesos en alguna cama de aquel pasillo...pero para Paco Penas, ese cambio era perfectamente identificable.
Los trabajadores bromeaban, se divertían, hacían comentarios picantes...nada de esto pasaba inadvertido, pero...¿cuál era el motivo?.

- Uyyy...¿tú ya lo has leídooo? - preguntaba una enfermera a otra.
- Síííííííí...no me pierdo las otras dos parteees....jijijiji.....- contestaba mientras se ruborizaban sus mejillas.

¿A qué se referían? ¿Qué tipo de joya maestra de la literatura universal y galáctica de todos los tiempos habidos y por haber, había provocado esa actitud tan....desinhibida? ¿La Pasión Turca? ¿Un tranvía llamado deseo? ¿Las Edades de Lulú?...Paco no podía con su curiosidad y preguntó.

- ¡Cincuenta Sombras de Grey, Franciscooo! ¡Por Dios! ¿no lo has leído? ¡Te lo voy a dejar! - dijo la enfermera.
- Me vendrá bien...necesito algo de lectura sosegada...
- Sí sí...sobre todo sosegada...jijiji...

Y se marchó con un ejemplar bajo el brazo hasta la habitación. No había dormido bien esa noche, así que decidió que tras la comida, disfrutaría de una merecida siesta, y ya por la noche empezaría a leer esa novela. Mientras tanto, fue su mujer Pepi la que tomó en sus manos el libro, y con actitud desconfiada, se colocó sus gafas de ver y comenzó a leer.

En la planta había surgido un nuevo problema con Cocina:

- Medicina Interna, ¿dígame?.
- Hola, te llamo de Cocina...es que tenemos algunas dudas sobre las dietas.
- A ver dime...
- La 312-2 tiene una dieta sin sal, diabética, de protección hepática y gástrica, sin residuos, coronaria baja en grasas e hipocalórica. Además, no quiere yogurt...¿qué le ponemos para el almuerzo? ¿Una babucha hervida? 
- No, tiene que haber un error...se nos han mezclado dos dietas...verás la del 312-1 es una molida.
- Ah, que encima es molida...entonces nos olvidamos de la babucha...mejor un calcetín....
- No, no, ...el 312-1 es solamente proteccion hepática y baja en grasas....y no quiere cerdo.
- ¿Una dieta musulmana?
- No, no, es inglés....inglés de Inglaterra, vamos....
- Si, ya...que no es inglés de Nueva Zelanda, lo he entendido...entonces, no quiere cerdo
- No,  pero está harto de que le pongan siempre pollo...¿le podéis poner otra cosita?
- ¿Que sea bajo en grasas y no sea pollo?...carne de acelga...(no te jode)....¿y si era baja en grasas por qué le mandaban cerdo?
- Porque no era baja en grasas hasta hoy...hoy ya si lo es
- Hoy ya es musulman...
- Es yihadista, tío listo...

 La conversación subía en decibelios y tensión, y terminó con un golpe de auricular contra el teléfono...
El encargado de Cocina, echó un vistazo a su alrededor y decidió aderezar la bandeja del almuerzo de varios enfermos de Medicina Interna con algunas sobras que quedaban de carne de difícil catalogación...la venganza estaba servida.
Bajo la denominación de "estofado de mil delicias", las caras de los pacientes mostraban una mezcla de repugnancia y sorpresa al levantar la tapa de sus bandejas...
- ¿Pero qué zeto? - exclamaban arrugando la nariz, mientras un bofetón olfativo y de vapor inundaba sus rostros.

El dichoso estofado de mil delicias, provocó mil ardores, motivando que muchos cambiaran de planes, y en vez de la siesta, decidieran acudir al mostrador de enfermería a por una ronda de almax, y optaron luego por dar largos paseos a lo largo del pasillo para "echar la comida pa' bajo".
Seymour, el compañero de habitación de Paco Penas, fue uno de los damnificados por las "Sobras de Buey" (como ya las habían bautizado jocosamente el propio personal de enfermería de la planta), así que en ese momento Paco vio el cielo abierto para una reconfortante siesta...pero....

- ¿Pepi?...¿Pepi?...¿por qué me miras así, Pepi?...¿Por qué mordisqueas la patilla de tus gafas y me miras como si fuera una pata de jamón?...¿Pepi, a dónde vas? ¿¿Qué haces, loca??...que estamos en un hospital, Pepi....no, no...¡¡los pantalones no!!...¡¡no cierres la puerta, Pepi....que nos van a descubrir!!....Mujer, ¿pero qué te han dao?...¿y con sólo medio libro estás así?....Pepi ¿por qué pones ese sillón detrás de la puerta? Esto no está bien, mujer.... Dios bendito...¡¡deja de leer!! ¡¡DEJA DE LEEEER!!....nononononono....mmmm...bueno, vale, vale...sigue leyendo un poquito si quieres....Dios bendiga la culturaaaa....

miércoles, 15 de agosto de 2012

EL INGLÉS QUE SUBIÓ UNA COLINA...Y SE BAJÓ EN LA RESONANCIA

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A la espera de noticias nuevas por parte de su internista se encontraba Paco Penas viendo pasar de forma inexorable los días en una situación que, no por conocida, le resultara más llevadera. De nuevo la cansina rutina diaria de mirar el reloj (que parece no avanzar), el pasillo (que parece no cambiar), al personal (que parece no descansar)...y mirar a su compañero de habitación, Seymour (o Mr. Paxon)...que parece más feliz que una perdiz en aquel improvisado hotel a pensión completa con Spa y pack de pruebas diagnósticas complementarias incluído, al irrisorio precio de....¿la voluntad?....¿cero euros?....
El día no anunciaba por tanto ser mucho más diferente que cualquier otro de Medicina Interna. Pero con el pase de sala de los médicos, llegaron las primeras sorpresas...
Un enfermero entra en la habitación y comenta con Seymour...

- ¡ Gud mornin mister Paxon!  ¿¿Jau ar yu, tudei??...su médico ha pedido que se le haga una resonancia magnética...eeeerrr.....yur doctor jas...(cómo se dice)...for yu tu yu...es decir....osea...una prueba....test, eso, test.....
- Ohh, good!!....am....y qué pruebo es, sir?
- Uff....(ahí me ha pillao)....resoneichon.....
- ¿Comouur? Mí no entiende...how can I say....Mí no entiende "un caraho"...

Paco Penas de mondaba de risa viendo como Seymour Paxon empezaba a aprovechar las clases intensivas de "El Andalú en mil palabras (500 de ellas malsonantes)" que le había estado impartiendo desde hacía semanas, con una maestría que ya quisiera el mismísimo Profesor Maurer.
El enfermero, con cara de pócker, insiste en su inglés chapurreado y garabateado a nivel "más que básico"...

- Güi Güil....como se dice...ejem....(vamos a pronunciarlo bien) we will....we will...
-....Rock You"....- responde Seymour con su flema británica acostumbrada.

A Paco Penas se le saltan las lágrimas y se retuerce en su sillón a carcajadas, intentando taparse la cara con su mano izquierda para disimular un indisimulable ataque de risa, mientras con la derecha golpea sobre el colchón de su cama.

El enfermero, ya algo indignado, intenta mejorar su capacidad oratoria en "piquinglich" y resume...
- ....Magnetic Resoneichon.....
- Ooh...yes, yes....Magnetic Resonance....ok, good!!!
- Pues eso...que se la harán esta tarde en el hospital de Algeciras....dis aftenun....in Algeciras jóspital.
- Ok, thank you very much...

Tras esta breve pero jugosa "converseichon", Seymour esperó pacientemente la llegada de la tarde, y aproximadamente después del Tea Time, por la puerta de la habitación apareció el mismo enfermero jovencillo y de bata blanca impoluta que llevó a Paco Penas de traslado hacía unos días...a la vista de las dificultades de comunicación de su compañero y de la experiencia vivida en aquel equivocado traslado, Paco Penas piensa para sí mismo... "estos terminan hoy en Birmingham...".
Con mucho ánimo, Mr Paxon se despide de Paco Penas, que a su vez lo hace con un "hasta siempre" que extraña bastante al inglés.
Estaba siendo una tarde agotadora para las ambulancias que se afanaban en hacer los traslados a la mayor celeridad posible; cargaban enfermos y descargaban...resonancias, diálisis...historias arriba, informes abajo,...llamadas de la central...un auténtico caos.
Dejaron a Mr Paxon, y aprovecharon para llevar de vuelta al hospital a un señor que había terminado su diálisis y así hacer tiempo....
Cuando llegaron al hospital, recordaron que no habían tenido tiempo de merendar, así que decidieron dar buena cuenta de un par de tostadas con aceite y tomate y dos cafés con leche.
Mientras tanto, Mr Paxon había terminado su resonancia y esperaba pacientemente en una salita. Vio pasar a alguien con bata que le había atendido antes y preguntó por su prueba.

- El resultado ya se lo dan en su hospital...- respondió.
- ¿En La Línea?...
- Sí...allí le dará el resultado su médico...discúlpeme, voy con prisas....

Cómo entendería aquello Seymour...es un enigma pendiente de ser resuelto en próximas entregas de Cuarto Milenio...lo cierto es que ni corto ni perezoso, con su pijama y sus babuchas (y a la vista que no había ambulancia disponible) decidió echar a andar por la carretera, de esa guisa....caminito del hospital de La Línea.
Como el recordado Labordeta (q.e.p.d.) y su "Un país en la mochila", Mr Paxon inició un recorrido de retorno al hospital de varios kilómetros...los suficientes para que alguien diera la voz de alarma a la Guardia Civil y éstos interceptaran al inglés, saltando por encima del quitamiedos y a punto de incorporarse a la autovía....
Cuando el enfermero y el conductor de la ambulancia recibieron la noticia de la "fuga" de Mr Paxon, a uno casi se le atraganta media tostada y el otro echó café hasta por la nariz.
Raudos y veloces, como un celador de apoyo, se plantaron donde estaba el patrullero de la Benemérita y "desfacieron el entuerto" devolviendo a Mr Paxon a su habitación, sano, a salvo....aunque con 5 kilómetros de más en sus piernas.
La noticia corrió por el hospital tan rápida como una infección por clostridium....y cuando llegó a oídos de Paco Penas, le reconoció admirado:

- ¡ Enseguida, me voy a volver yo andando de allí...!  No me extraña que le dieran las olimpiadas a Londres en vez de Madrid...lo tuyo sí que es "espíritu olímpico"....
- Nou, Pacouu..... nouu olympic spirit....si tardaba muchou....me perdía la cena....



miércoles, 18 de julio de 2012

LA (IN)SEGURIDÁ SOSIÁ

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Después de la inolvidable experiencia del burguer de la Yésica, y restituído de nuevo con la mayor de las premuras posibles en su habitación, Paco Penas apenas pudo despedirse del "Chori" adecuadamente. Y es que circular a altas velocidades montado encima de una silla de ruedas y empujado por un Zé Manué poseído por el espíritu de Ayrton Senna de nuevo, ya de por sí resultaba traumático...pero si a eso se le añadía la hamburguesa de ternera grasienta, refrita y aceitosa dando vueltas y más vueltas en su estómago....el asunto se complicaba sobremanera.
Así que nada más llegar a la habitación, Paco se lanzó raudo hacia el WC para arrojar la primera papilla...la suya, y la de todos sus compañeros, y la de él primero...
El "Chori" prometió que volvería a verlo en cuanto pudiera, a lo que Paco respondió entre dientes un "Dios no lo permita" justo antes de volver a vomitar, que no llegó a oídos del celador.
Así que después de sentarse en el sillón de su habitación, secarse el sudor de la frente con el dorso de su mano izquierda, mientras con la derecha se abanicaba de forma improvisada con el Diez Minutos, Paco Penas se sintió a salvo.

Fuera, en el pasillo, la cosa era muy diferente....mucha visita, quizá demasiada, se agolpaba en las puertas de las habitaciones. Las conversaciones se volvieron discusiones, y las discusiones se volvieron increpaciones al personal sanitario que aquella tarde (para variar), no daba abasto con las demandas de unos y otros enfermos bajo la impenitente sinfonía de timbres, en Do Menor Sostenido....

- Que llevamo tré minuto, esperando a que lleven a mi buela ar baño...-decía un caballero de casi dos metros de alto y de ancho
- Mire usted... ahora estamos ocupados, somos sólo cuatro personas atendiendo a más de treinta, y no podemos ir más deprisa.- contestaba el enfermero del turno.
- ¡Si sólo hay que llevarla al baño que está a dos metros de distancia!...
- Bueno, ¿no sois cinco o seis los que estáis acompañándola?...pues entre los cinco podéis llevarla sin problemas.
- ¡Ese es tu trabaho! ¡Que yo testoy pagando! ¡Que yo cotiso a la Seguridá Sosiá!...
- Pues mi enhorabuena, caballero...aunque si usted es el que me paga, permítame que le recuerde que todavía me debe la paga de productividad de este año...

La discusión iba aumentando en tensión y decibelios, así que una de las auxiliares del turno, decide llamar a Seguridad para calmar los ánimos.

- ¿Seguridad? Te llamo de Medicina Interna...mira, es que tenemos aquí a un familiar un poco nervioso y se está encarando con un compañero.
- Ammmm...bueno...¿y quéj quiere que haga? 
- Como que qué quiero que hagas...¿tú no eres de Seguridad?
- Sí, pero yo no puedo intervení asín como asín, ¿tumentiendes?
- No, no te entiendo...tu eres de Seguridad y tu trabajo consiste en....
- Nononononononononono....notejquivoque.....el protocolo de actuasión en este tipo de caso dise claramente que....
- No sé lo que dirá el protocolo, pero el señor en concreto ha cogido un florero en la mano y está arrinconando a mi compañero....
- Po hasta que no haya o hubiese conato de violensia esplísita, uséase, arrancamiento de pabellón auriculá, introducsión de falange en ojo, o mashacamiento de cráneo, claro, consiso y contuso, debidamente comprobable y convenientemente testificable ante laj autoridade oportuna u cuerpo de seguridá del estado....no podemo de intervení....
- ¿Y por qué no podéis intervenir?
- Hombre...no querrás que me peguen a mí, ¿verdad?...


¡¡CRASH!!


- Bueno, "Seguridad"....gracias a tu actuación tan diligente, veloz y acorde a tu p...protocolo, mi compañero tiene el florero de sombrero y una herida en la cabeza...
- ¿Ves?...¡Ahora sí puedo intervení...!
- ..¿¿Y QUE VAS A HACER AHORA, GILIPOLLAS?? ¿¿QUITARLE LAS FLORES DE LA CABEZA??

Y en ese momento Paco Penas recordó una de las mejores enseñanzas que le dejó su padre Don Anselmo antes de morir...
- Hijo mío...dijo Arquímedes "Dadme un punto de apoyo, y moveré la Tierra"...y lo siguiente que dijo Arquímedes fue "Dadle una porra y una insignia a un zoquete, y te tirarán la Tierra encima de la cabeza"....pero claro....esa parte de la Historia no interesaba que se supiera, hay que joderse...

(NOTA DEL "PRETICANTE":  Sí, sí...puede ser motivo de risa...pero no olvidemos que estas situaciones se dan a diario por desgracia en muchos centros sanitarios...¡BASTA YA!)

martes, 3 de julio de 2012

EL CHORIZO Y LA VELOCIDAD...

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Los cortos y estrechos pasillos del Hospital se convirtieron en un improvisado circuito de velocidad, donde Zé Manué (el mítico hijo de la Fen-nanda) alias "el Chori", empujaba la silla de ruedas donde un azorado Paco Penas veía un inminente "siniestro" por la cercanía de las paredes.
A todo ello había que añadir la manía de el "Chori" de ambientar cada una de las curvas que tomaba con los efectos especiales de frenado o "quema de neumático" cuando reanudaba la marcha para enfilar otro pasillo.
Paco Penas observó como en una pronunciada curva, la silla de ruedas quedó solamente apoyada en una de ellas, a punto de volcar, pero una maniobra magistral del "Chori", al más puro estilo Jorge Lorenzo, inclinando su cuerpo al lado contrario para hacer contrapeso y rozando con una de sus rodillas el suelo, enderezó el más que seguro y previsible castañazo.

- Por Dios bendito, Jose Manuel....que tengo que llegar vivo a la ecocardio, que sino no sirve de nada lo que vean por la pantalla.- gritaba Paco sin parpadear y sin poder evitar pensar cómo tomaría la próxima curva.


- Ja-ja-ja-ja...tranquilooooo amigashooooo,.....tá to controlao...

En ese momento, un móvil que lleva el "Chori" en el bolsillo empieza a sonar con una odiosa melodía predeterminada de Nokia, y súbitamente, frena en seco para responder, lo que provoca que Paco salga proyectado por los aires, cayendo de bruces dos metros más adelante.

- Uy...¿taj coñao, amigasho?
- No, no es nada...pero podías andarte con cuidado....- dijo Paco, mientras se levantaba lentamente, sacudiéndose las rodillas.
- Perdona, ej que tengo que contestá ar teléfono...¿Zi? Zi zoy yo...Zé Manué, er nuevo. Zi lo tengo ajquí a mi lao...vamo, ensima der carrito, yastamo enllegando...¿ah zi? Po mira, po mejón. Ahora ze lo digo...dióó.
- ¿Pasa algo?
- Naaa, que dise er coreografijta, o como ze llame...zi, er de laj cografías...que zi podemo entretenen-no un ratito, que ej la hora der café, y llevan mucha gente vijta y tienen casé un dejcanzito.
- Perfecto, pues déjame en el ascensor que ya me subo yo solito.
- ¿Qué diiiiiise, majarón? Ni mijita...caze musho tiempo que tú y yo no hablamo y hay que ponerze ar día de tó....¡tinvito a un fanta!
- Jose Manuel, que ya nos conocemos....que al final lo pago yo...
- Ja-ja-ja-ja...que nooo, de verdá, primo, te lo uro por mi güela Zunción, quejtoy ganando dinerito con esto de seladó...que tinvito yo.

Paco Penas, que sabía de lo inútil que resultaba oponerse a los deseos del "Chori", asintió con desgana mirando hacia el techo, como buscando una aparición mariana que le salvara de esa situación en ese preciso momento. Pero nada...la Sagrada Familia no está cuando se les necesita...al menos eso pensó en su fuero interno.

- De acuerdo, Jose Manuel, lo que tú digas...mira, ahí está la máquina de refrescos.
- ¿Qué diiiiiise, chalao?...que no, amigasho...que te voy a zacá un momentito ar burguer ca montao en la ejquina mi prima la Frejquita...
- Será Frasquita...
- No, no...Frejquita, amigasho...que é mu shá palante, mu dejcará...por ezo le dizen la Frejquita...bueno, po ezo, lo que ti disía....que te voy a llevá ar burguer ca montao, que te va a comé un changüi de ezo de lomo, quezo, con zu cebolleta, zu arconsile, zu tagan-nina güena...vamo, como laj que te ponen en el Fostín Jobilú, eze...y amá...barato, te lo digo yooo.
- No sé si es buena idea, Jose Manuel...mira que me tengo que hacer la prueba, y como tardemos mucho, pierdo la vez...
- Naaaaaaa....reláhateeee....tá to controlao...

Dicho y hecho...el "Chori" salió empujando la silla de ruedas por la puerta de Urgencias, ante la atónita mirada de alguno de sus compañeros celadores y algún miembro del Glorioso Cuerpo de Seguridad del hospital, mientras Paco intentaba taparse la cara de forma vergonzosa.
Cruzaron la carretera y llegaron a la puerta del Burguer "La Yésica", y justo al lado de una pequeña cola de tres personas, el "Chori" aparcó al bueno de Paco.
Sin más dilación, se fue al primer caballero que esperaba en la cola y le dijo:

- Primooo, por favó, un urito por caridá...que aquí mi tío Duardo, er que ejtá en la zilla de rueda, se me ejtá muriendo a shorro...que lan diarnosticao de vegetasione morroidale crónica..¿zabusté?...una coza mu mala que le paza a loj drogadirto que pasan jachí metió en er culo...¿zabusté?....y ej que mi tío Duardo de shiquetito ha zío muuuuuu viziozo....¿zabusté?...la dao a to loj tipo de droga....azí está...castal bigote lo tiene mujtio....

No tardó en hacerse con un curioso botín, con el que compró dos menús "Atunara", con patatas fritas y refresco de cola (de Lidl) para Paco, y fanta de limón para Zé Manué.
Y mientras Paco y el "Chori" degustaban la grasienta y aceitosa hamburguesa de ternera en la misma acera...el hijo de la Fen-nanda, con los mofletes llenos, recordaba a Paco...
- Te lo dihe, amigasho...(glub)....te dihe que tinvitaba yo...(glub)...ja-ja-ja-ja....TA TO CONTROLAOO!!
(pázame la litrona, primo)....

Por supuesto, no llegaron a tiempo para la ecografía.  Y es que, como la sabiduría popular suele decir...¿qué tendrán que ver el tocino chorizo con la velocidad?

martes, 12 de junio de 2012

EL RETON-NO DEL HIHO DE LA FEN-NANDA (Especial Cuarto Aniversario de "El Preticante")

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Tras el intento fallido de cateterismo por el cúmulo de desaciertos y desgracias de aquella mañana, en el ánimo de Paco Penas volvió a nacer la inseguridad y el desasosiego. Quizás de nuevo su suerte empezaba a torcerse después de una temporada relativamente tranquila para su integridad física....aunque en el fondo se resistía a pensar que todo respondía a una nueva alineación planetaria en su contra. No, no podía volver al fatalismo: todo había sido un simple error. Desafortunado, pero error al fin y al cabo.
Y dentro de lo que cabe (se dijo a sí mismo para autoconvencerse), al menos acabó en Málaga en vez de en Cádiz...podía haber dado con sus huesos en Ponferrada, o en Irún....¡quién sabe! Ya puestos a hacer kilómetros....
Decidido a no dejarse amedrentar por los acontecimientos, Paco volvió a la rutina de su ingreso en Medicina Interna y sus animosas charlas con su compañero de habitación, Seymour Paxon.
La nueva jornada lo incitaba a afrontarla con energía..no era el mismo de antes, la mala suerte era cosa del pasado.

A la llegada de la tarde, Paco recibió una nueva noticia: iban a hacerle una Ecocardio.

- Es una ecografía del corazón, Francisco. .- le aclaró con solemnidad una enfermera.
- Gracias por la información...¿y saben cuándo me la van a hacer?
- Eso no depende de nosotros. Nos tienen que llamar desde la consulta de Cardiología a lo largo de la tarde.

Así que nuestro protagonista asumió que la espera sería larga. Tomó el periódico en sus manos y se sumergió en la lectura para paliar el tedio.
Un par de horas después, la misma enfermera le comunica:

- Francisco, nos han avisado de Cardiología. Ya te mandamos con el celador abajo.
- ¡Fantástico! ¿Durará mucho la prueba?
- Naaaaaaaaaa!! Cuando menos te lo esperes estás de vuelta, ya verás.
- Eso espero.

Y pasaron los minutos, y los minutos, y los minutos...un poco extrañada por la tardanza del celador, al que ya habían avisado mucho antes, la enfermera llamó al teléfono al cuarto de celadores.

- Digaaa??
- Hola, te llamo de Medicina Interna. Hemos llamado al celador de la Tercera para que se baje a un paciente a Ecocardio...¿sabes si pasa algo?
- Bueno, si....es que verás...el chaval es un poco nuevo y está algo perdido.
- ¿Un poco nuevo? ¿Cómo de nuevo?
- Es su primer día....ya se nos ha perdido un par de veces. Pero vamos...que iba para arriba...
- Bueno, mira....para ir adelantando tiempo, dejo al paciente en un carrito sentado en la 312, y que se lo baje rápido.
- Si lo veo se lo digo.

Paco Penas se sentó en la silla de ruedas con impaciencia y pidió una pastilla para un fuerte dolor de cabeza que acababa de instalarse en su cabeza a golpes de martillazos inmisericordes. La luz le molestaba, así que con su mano derecha apoyada en su frente, tapaba la luz a modo de visera sobre sus ojos. Le parecía ver fogonazos de colores...alucinaciones visuales a las que ya estaba acostumbrado.

- Maldita migraña...- protestaba.

Empezó a caer en un agradable sopor que invitaba al sueño....y cuando menos lo esperaba parecía estar soñando...se vió en su anterior ingreso en Medicina Interna....y escuchaba la inconfundible risa de su compañero de entonces: Zé Manué, er "Chori"..."ja-ja-ja-ja"
Incluso lo oía intentando "camelarse" a la enfermera del turno...
" Fuuu....zeñorita, no vea la que pazao pa llegá aquí. Me zubí nelanzenzó y como no zabía onde ejtaba ejto, le di a to loj botone...¿zabusté?....como cuando uego a laj máquina tragaperra, que le doy porrazo a toj lao...y ar finá me metí en la capilla...¿zabusté?"
La voz parecía muy real...casi diría que estaba a pocos metros suyas....una auténtica pesadilla...intentó no pensarlo mucho y diciéndose "esto es solo un sueño", trató de calmarse.
Y justo cuando parecía que el sueño lo atrapaba de nuevo....

- AMIGAAAAAASHOOOOOOOO!!!! ¿¿¿CAZE TU AJQUÍÍÍÍI´?????

Paco Penas dió un salto que casi le hace trastabillarse con la silla y caerse de lado.

- ¿¿¿Cómo??? ¿¿Jose Manuel?? ¿¿tú otra vez aquí??
- Zííííí.....ajquí ejtoy, calegría máj grande ma dao de verte, Amigasho, te lo uro por mi Chana y por mi güela Zunción quen er pá dejcanse....
- ¿Se murió tu abuela?
- Nooooo, Amigasho....ej que está en er pá cabierto mi tío er Guan, er "Zacai", un pá nuevo que tiene mu güen ambiente...y pa no dejá zola a mi güela Zunción, que con la dirbetis zamaqueao siega de loj do ohos y de una oreha, po ze la lleva con é, y la mete en el armalzén pa que dejcanze.....
- Una señora tan mayor, allí metida...eso es un peligro.
- Ja-ja-ja-ja...Un peligro é par negosio...que la güela ze jincó lotro día doj botella de pampero ella zola...ja-ja-ja.ja.
- Bueno ¿y qué haces aquí? me habian dicho que estabas en la cárcel.
- Zííííí...pero man rabilitao porque me metí nun pograma ejpesiá, y noj daban clase pa trabajá de seladore en istitusione zanitaria...y como ha zío mu güeno, mu formá....po man ashicao la condena....y man llamao pa trabajá ajquí....¿tumentiende?..pero güeno, no me pregunte má que yo venío pa llevarte a zerte una cografía de eza.
- ¿No sería mejor que me llevara otro?
- Noooooooo, tu fíate de mí, que ma zacao er can-né de condusí carrito...ja-ja-ja-ja....te bajo der tirón, Amigasho.....agárrate que tenemo priza....
- Virgencita, que me quede como estoy.....

Y mientras imitaba con su voz el chirriar de un neumático de coche al derrapar...el Chori empujó el carrito a gran velocidad por el pasillo camino de los ascensores.
El Hijo de la Fernanda había vuelto a "casa".

(NOTA DEL PRETICANTE.: Mi agradecimiento a todos los que nos habéis acompañado a Paco Penas, el Chori, Basilio....y a mí durante estos cuatro años de blog. Esperamos cumplir muchos años más junto a vosotros y que sigáis siendo tan fieles lectores como hasta ahora. ¡¡UN MILLÓN DE GRACIAS!!)






sábado, 2 de junio de 2012

EL VIAJE A NINGUNA PARTE

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Tras varios días inmerso en la vorágine de la dinámica de aquella planta de Medicina Interna, sin apenas ninguna cosa que hacer o digna de mención, el aburrimiento se apoderaba de Paco Penas, que veía pasar las horas lenta y cansinamente, y al que la compañía del nuevo y pintoresco inquilino (el señor Paxon) ya no aportaba nada más que conversación (que no es poco, todo sea dicho, dadas las circunstancias).
El caso es que Paco llevaba ya muchos días aguardando a "no se sabe qué", por "no se sabe qué"...algo por otra parte que era bastante habitual en esa planta entre los pacientes....era típica la conversación de pasillo entre dos pacientes parecida a esta:

-  Oiga, ¿y usted por qué está ingresado?...
- Psééé.....no sé....para eso me han ingresado, para saberlo.
- ¿Y tienen que hacerle algo?
- Psééé....no sé....ahora me lo dirá el médico....
- ¿Y qué médico es el suyo?
- Psééééééééé.....un día uno....al siguiente otro.....pasado mañana vaya usted a saber....
- ¿Y se quedará usted aquí mucho tiempo?
- Pséééééééééééééé......qué quiere que le diga....aquí hay gente ingresada desde que Don Gregorio Marañón estaba en la tuna de la facultad de medicina, oiga....

Viendo el panorama, era lógico pensar que la intranquilidad de Paco fuera en aumento, al no vislumbrar ningún tipo de avance en su proceso.
Pero todo cambió la mañana en que le anunciaron que iban a realizarle un cateterismo. Después de su crisis cardiaca que le había empujado a las oscuras profundidades de la UCI tiempo atrás, su médico consideraba oportuno realizar dicha prueba para "quedarse tranquilo".

- ¿Quedarse tranquilo?- pensó Paco.- ¿se refiere a mí o a él?

Aun con sus resevas habituales, nuestro protagonista no vio con malos ojos hacerse la prueba en cuestión, ya que entre otras cosas además de "fomentar la tranquilidad" (suya, del médico....o de ambos) le sacarían de esa triste rutina hospitalaria y le permitiría abandonar el hastío aunque fuera durante unas horas.
Y así fue como Paco se preparó a conciencia....lo trasladarían temprano al Hospital de Referencia para hacerle el cateterismo, lo cual implicaba un viajecito de una hora y media en ambulancia.
Se aseó cuando aún no había salido el sol, y esperó pacientemente a que vinieran a recogerlo.
Y a eso de las ocho de la mañana, suena el teléfono de la planta.

- Medicina Interna, dígame.
- Hola....soy la ambulancia....¿ha llegado ya el enfermero de traslado?
- No, todavía no.
- Pues dile que estoy aquí abajo esperando.
- Vale.

Tras varios minutos de espera, aparece un chico joven, con ropa de calle cubierta por una impoluta bata blanca.

- Hola, soy el enfermero de traslado. Vengo a recoger a un paciente....
- Sí, allí están los papeles....hoy hay un par de traslados....
- Ah, no sé, yo soy nuevo....a mí me han dicho que teníamos que hacer un traslado a Málaga...
- Bueno, mira entre los papeles...te tienes que llevar a Francisco Peña

En el casillero de peticiones, más de cinco de ellas amenazaban con caerse, y de hecho, ante la torpeza de manos del nuevo enfermero de traslado, se precipitaron al suelo...
Nerviosamente, trasteó los papeles, sacó uno de los volantes.....lo puso frente a sus ojos y leyó en voz alta:

- Francisco Penas Cruz....
- Ese soy yo.....- dijo Paco que esperaba tras el mostrador.
- Vámonos....

Y dicho esto abandonaron con celeridad la planta, porque "había prisa y llegaban tarde"...en el casillero de peticiones quedó una con el nombre de Francisco Peña, el paciente que realmente debía trasladarse a Málaga.
Fue justo cuando llegaban al centro malagueño, cuando Paco sugirió con timidez al enfermero....

- Juraría que me dijeron que el cateterismo me lo hacían en Cádiz.
- No, no....yo tengo en los papeles que es aquí en Málaga....¡Pepe! .- le dijo al conductor.....- ¿Tú que tienes en tu petición? Málaga...¿a que si?
- Málaga, si.- contestó Pepe..- Francisco Peña.
- Eso Francisco Penas.....
- No, no...Penas no....PEÑA.

El enfermero miró fijamente la petición que tenía en sus manos y sus ojos se abrieron como platos, y sin apartar la vista del papel, preguntó al conductor....

- ¿Cuál es el nombre completo del paciente, Pepe?
- Francisco Peña Martínez.
- La virgen.....

miércoles, 11 de abril de 2012

EL PACIENTE INGLES








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Pasaban los días y Paco Penas aguardaba con suma paciencia el más mínimo atisbo de mejora en su estado de salud que le permitiera vislumbrar el final del empedrado camino que comenzara a andar semanas atrás, con su reingreso forzado tras su episodio cardiaco. Cierto es que en esta ocasión, el bueno de Paco no podía quejarse de aburrimiento...ni muchísimo menos. Los acontecimientos que pasaban día tras día en aquella unidad de Medicina Interna, convertían las jornadas en un show propio de la sobremesa televisiva....un "Sálvame" en versión hospitalaria donde (por primera vez) más que Belén Esteban, él se sentía espectador... Su universo "de pasillo de hospital" no sólo le proporcionaba ya quebraderos de cabeza. También el destino le obsequiaba con momentos divertidos que lo arrancaban gracilmente de la oscura monotonía a la que solía estar acostumbrado.


Uno de esos maravillosos momentos de divertimento, sin duda , se produjo con el alta de su compañero Gregorio Barilla....y el posterior ingreso de un personaje muy pintoresco. Alto, de incipiente ancianidad, huesudo, de barba canosa y ligeras gafas metálicas apoyadas en su aguileña nariz, de elegantes movimientos, educado y con acusado porte señorial. A Medicina Interna llegó el glamour de un "Gentleman" a la antigua usanza: Mr. Seymour Randall Paxon....o Mr. Paxon, como coloquialmente (y con cierta sorna) se le dirigían los profesionales de la unidad.


Nadie sabía a ciencia cierta el por qué de su ingreso en la planta. Unos decían que era por un proceso respiratorio crónico....otros que por un problema eminentemente familiar y social...hay quien sospechaba de algún tipo de "mercadeo" asistencial de dudosa moralidad por parte de algún médico...El caso es que el ingreso de Mr. Paxon no pasó desapercibido para nadie.Paco Penas entabló una rápida y franca amistad con Seymour, ya que andaban en la misma sintonía en cuanto a educación y buenas formas. Uno a la inglesa, y el otro a la española. Intercambiaban vivencias, anécdotas...y mientras Paco se esforzaba en aprender (ya que por fin tenía la oportunidad de disfrutar de un profesor nativo) algo del lenguaje anglosajón, el bueno de Seymour no dudaba en profundizar en los conocimientos de un español con reminiscencias del "andalú de Cai", que manejaba con soltura...no en vano llevaba ya un par de décadas viviendo en España. Aun así, para Seymour el lenguaje español aún le guardaba alguna sorpresa...

Cierta mañana, aparece por las puertas de la planta el internista de la habitación de Paco y Seymour....con mal aspecto, algo desliñado, ojeroso, despeinado, ojos irritados y llorosos. En su mano derecha sostiene un kleenex arrugado y usado, y del bolsillo derecho de su impoluta bata blanca asoman varios paquetes de pañuelos de papel, que parecen ser abiertos a discreción.De vez en cuando se lleva el kleenex arrugado a su nariz, ya rojiza y casi despellejada del roce con el papel. Se cruza con otro internista, que al verlo de esa guisa pregunta...

- Quillo....¿qué te pasa?...

- Dada, dada...(snif) que ed bis días libres be fui a la bodtaya, a Sierra Devada y be he pillado ud resfriado de darices....(snif).

- Ya veo, ya...pues nada...cuídate, pasa prontito la sala y vete para casita.

- Ed eso estoy...(snif).


Entra en la habitación, deposita las carpetas con las historias clínicas sobre una de las camas y comienza a hablar con Mr.Paxon.

- Buedos días....Usted idgresó ayer...¿cóbo se edcuedtra?...

- ¿Perdoun?...You no lo entiendou....

- Digo que si se siedte bien...

- Buenou....un pocou mehor...


Paco Penas contempla la escena con ojos de plato...ni pestañea...si ya el acento "angloandalú" de Seymour le resulta simpático, el hecho de asistir a una conversación de este tipo le recuerda a los clásicos "diálogos para besugos" que solía leer en el TBO de su tierna adolescencia.Se acomodó en el sillón, apoyó un codo en su rodilla, y sobre la mano su barbilla, dispuesto a presenciar otro espectáculo de esos que solamente le proporcionaban en Medicina Interna...

- Buy bien, buy bien (snif)...buedo, desde que idgresó por urgedcias se le han bad-dado hacer uda serie de pruebas (snif), y aúd estabos ped-diedtes de alguda prueba bas....

- ¿una prueba bas?....¿qué prueba es esa, doctor?

- Do, do...do be ha edted-dido (snif)....do es uda prueba, digo uda prueba bas....


Seymour pone cara de extrañeza y mira de reojo a Paco Penas, intentando recibir una explicación coherente a lo que escucha, pero éste se limita a taparse la boca con su mano y asomar sus patas de gallo alrededor de sus ojos mientras su risa apagada le hace convulsionarse levemente....


- Mi me han hechou ya un X-Ray...comou se dice....radiougrafía...y un....Blood Test...análisis de sangrei...¿lo ha vistou, doctor?

- Sí, sí, y todo es cobpletabedte dorbal (snif).

- ¿Cómou??


Paco no puede aguantar más la risa...en un principio es un "jiji" sutil, casi imperceptible....pero va aumentando en sonoridad conforme se intensifica el color rojizo de su cara, y la expresión de incredulidad de Seymour.

- Verá, verá....(snif)- el doctor mira el nombre del paciente para cerciorarse de que no se equivoca al dirigirse a él..- ...verá....Seybour....¿do?

- Seymooooouuuuur......- alarga Mr. Paxon vocalizando de forma exagerada e intentando que el médico pronuncie bien su nombre.

- Si, eso he dicho, Seybour....(snif)...

- Seyyyymmmoooouuuurrrr.....

- Seeeyyyyybbbbbbooourrrr.....buedo, buedo.... seyor Paxon (snif). Le decía que aud es prodto para hacer ud diad-dóstico de su doledcia (snif). Decesitabos estudiarlo detedidabedte duradte udos días bas.

- ¿Bas?...la prueba que usted me dijou antes, doctor?

- Dooooo, dooooooo....olvídese de la prueba, hob-bre de Dios...(snif)

- Mi no entiendou que me quiere decir....

- Que vabos a teder que vigilarlo estos días...(snif) le he pedido udos hebocultivos por si tiede fiebre, y segurabedte será decesario poderle algúd adtibiótico ed su tratabiedto.


Y ante la cara de pócker de Seymour, el médico, desesperado y abriendo los brazos en cruz alzó la voz lanzando una pregunta al aire...

- ¿Alguied sabe dód-de puedo edcodtrar ud idtérprete?....

A lo que Paco Penas, respondió sin parar de reír....

- ¿Para Seymour?..¿o para usted???






sábado, 31 de marzo de 2012

DAME VENENO QUE QUIERO MORIR, DAME VENENO...






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Pasaban los días lenta y exasperantemente para Paco Penas que una vez más volvía a sentir en sus carnes el grave problema de "eternalización" de su ingreso, como ya pasara en su anterior y accidentada estancia en la unidad de Medicina Interna.


La única gran diferencia con respecto a aquel primer ingreso, radicaba en que en esta ocasión (tocaba madera) parecía que la Diosa Fortuna le permitía un pequeño desahogo...esta vez Paco Penas no era el blanco de las desdichas, sino un simple testigo de excepción de otro tipo de episodios hospitalarios que le hicieron comprender que en todos los sitios cuecen habas, y que, si bien él tuvo motivos más que suficientes para maldecir su mala suerte en su primer ingreso...en este segundo, el bueno de Paco estaba pasando casi inadvertido para todos.



En esas estaba la juguetona mente de nuestro protagonista, cuando ocurrió otro suceso digno de mención.



Era una tarde típica en la unidad...casi 90 acompañantes y familiares poblando los pasillos, hacinándose por las habitaciones haciendo caso omiso a las recomendaciones del personal de enfermería que insistía una y otra vez en la necesidad de brindarles a los enfermos un entorno sosegado.



Un enfermero le comenta con cierta sorna a una compañera suya, de algo más de mediana edad:


- Colócate las gafas....que no ves nada sin ellas.

Pero ella, antes-muerta-que-sencilla, prefiere la coquetería de una cara "despejada"..asi que acostumbra a "pasear" unas hermosas gafas de desenfadado diseño en unas fundas mucho menos desenfadadas, y practicamente espartanas.



Apoyada en el mostrador de enfermería, se dedica a revisar el tratamiento que se dispone a repartir antes de la llegada de la merienda...coge al azar un pequeño vasito de plástico y lo eleva a la altura de sus ojos, girándolo con sus dedos, comprobando el contenido e intentando adivinar el número de habitación que está rotulado en su exterior...una tarea que resulta realmente complicada...por lo que sistemáticamente aleja y acerca el vasito hacia sus ojos, buscando un detalle, una pista que la "ilumine" sobre el destinatario de cada uno de esos vasitos.



Este proceso lo repite paulatinamente con todos y cada uno de los ventimuchos vasitos de plástico...por lo que tras cinco minutos del mismo "ritual", el enfermero le insiste con bastante más vehemencia:


- Que te pongas las gafaaas!!!



La compañera da la callada por respuesta, sonríe de medio lado y ni corta ni perezosa se lanza a las profundidades de un pasillo de Medicina Interna, colapsada de gente.



Quién sabe si por efecto de una o dos interrupciones en forma de improvisada conversación con un familiar que le pregunta "¿A qué hora pasa sala el médico por la tarde?"...o bien por la señora del 304-2 que solicita un cambio postural...o bien por la bomba de perfusión del 306-2 cuya alarma no para de sonar, y sonar, y sonar...o bien por el caballero de la 308-1, al que todo le parece mal y contesta de muy malas maneras...o quién sabe...quizás por ese chico que acompaña a su madre, la de la 310-3 y que resulta ser un auténtico "adonis" para la enfermera sin gafas...el caso es que, aunque no lo parezca, hay peor mezcla que los peta-zetas con el resfresco de cola: una de las ecuaciones más antiguas de la historia...Miopía+Distracción=Error.



El caso es que la medicación de Paco Penas cayó en la mesita de su compañero de habitación, y viceversa....y éste, ni corto ni perezoso, engulló las pastillas sin comprobar previamente que el número de habitación rotulado en el exterior del vasito que sostenía en sus manos, era el suyo.



De eso se percató Paco Penas, que echó en falta una pastillita de las suyas, y sin embargo no entendía por qué le habían colocado dos comprimidos nuevos. Fue al mirar el número rotulado en el vasito cuando comprobó el error.


Para entonces, el intercambio de medicación ya se había producido en dos habitaciones más,de forma que a medida que se descubría un nuevo error en el reparto de pastillas, la voz de alarma iba corriendo y los familiares acudían "en peregrinación" al mostrador de enfermería pidiendo una, dos y quince explicaciones diferentes...



La hija del compañero de habitación de Paco Penas, una señora aparentemente educada pero de naturaleza histérica, le pregunta qué tipo de medicación toma él.


- Pues exactamente no lo sé señora...- responde Paco.


- ..es que mi padre es alérgico al ácido salicico-salítico...o como se llame...¿usted toma de eso?


- Pues creo que sí, señora, aunque creo recordar que...


- AAAAYYYYYY........(dándose una palmada sonora en el muslo derecho).....QUE ME LO VAN A MATAAAAAR......(coge impulso, inspira profundamente, y con la misma entonación de una sirena de fábrica, grita).....¡¡¡eeeeenfeeeeermeeeEEEEEEEERAAAAAAAAAAAA!!!


- Señora, que lo que yo le quería decir es que....


- No me diga máás, no me diga mááás......esto es de "jurgado de guardia"....



En eso aparece el enfermero....alarmado por los gritos.


- ¿Qué sucede?


- ¿Cómo que qué sucede?...¡¡que me lo vais a matar!!....¡¡que vais a cometer un genocidio!!...


- Señora (intenta mediar Paco Penas)....que antes le quería decir que...


- ....y de esto se entera el Jefe Supremo vuestro...que mi padre es alérgico al ácido sincalicatisílico, y le habéis puesto una pastilla de esas!!!


- Espere que lo comprobemos, señora..- responde el enfermero.


- ¡¡qué vas a comprobar!! que le habéis dado las pastillas de este otro señor!!!


- Bueno, sí, técnicamente es así (responde Paco), pero en verdad yo esa pastilla....


- Llama al méédIIIIICOOOOOOODEGUARRDIAAAAAA!!


- Señora, ¿está usted segura de que se ha tomado esa pastilla?


- A eso iba yo, joven...(responde Paco Penas)...


- ¿Cómo no voy a estar seguuuurAAAAAAAAAAAA??....que le habéis dado el ácido sacilistifilítico de este buen hombre y se lo ha engullido como los pavoooos....


- Señora, que sí, que se ha tomado las pastillas del paciente de al lado, y sentimos el error....(intenta calmar el enfermero)


- ......¿Dónde está el Presidente del Hospital? ¡¡quiero poner una quejaaaa!!


- ...pero en la merienda no tiene el ácido acetilsalicílico, señora....eso se le da en el almuerzo....


- ...eso es lo que llevo intentando decir todo este tiempo... añade Paco.


- ¡¡¡¡¡¡¡¿¿Y POR QUE NO ME HA DICHO USTED NADA Y SE HA QUEDADO AHI CALLADO TODO ESTE TIEMPO CON EL SOFOCO QUE YO TENÍA????!!!!!



¿Hay algo peor que una miope distraída?....puede que si: una histérica que no escucha....




miércoles, 21 de marzo de 2012

EN BUSCA DEL ALTA PERDIDA










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Tenía en aquel entonces Paco Penas un compañero de habitación llamado Gregorio. No era un tipo especial, ni muchísimo menos...mediana edad, algo desgarbado, pelo canoso, cara de póker, de pobre espíritu....su imagen habitual en la planta era con un periódico o revista bajo el brazo, o con los auriculares de su radio de bolsillo puestos....totalmente ajeno al mundo hospitalario que le rodeaba.
Ingresó por un síndrome febril a filiar, y tras casi dos meses de estancia con su correspondiente batería de pruebas diagnósticas (que incluyeron radiografías, TAC, RNM, colonoscopia, enema opaco, analíticas ordinarias y urgentes, hemocultivos seriados, urocultivo, coprocultivo, etc...) Gregorio parecía más parte del mobiliario que un enfermo de la unidad. Las enfermeras de la planta entraban en la habitación y lo saludaban con la familiaridad que se saluda al panadero de la esquina, al cobrador del seguro de decesos o a Matías Prats cuando se mete en nuestros televisores para informarnos de la actualidad.





Cierta mañana, una enfermera entra en la habitación y tras dar cortésmente los buenos días a todos los presentes, coloca la manga del tensiómetro en el brazo izquierdo de Gregorio y comienza a inflarlo.


Tras la toma de la tensión arterial, Gregorio, sin perder su inexpresividad habitual, pregunta...


- ¿Cuánto tengo de tensión?


- Tienes doce-seis, Gregorio...está muy bien.


- Ah....entonces me puedo ir de alta, ¿no?


- Siii (sonríe con sarcasmo la enfermera)...en cuanto su médico lo considere oportuno...un día de estos....-contesta mientras recoge el tensiómetro y lo deja sobre el carro de curas.


- Qué raro....me dijo esta mañana que me iba hoy...



El rictus de la cara de la enfermera cambia radicalmente, la sonrisa desaparece y se queda mirando fijamente a Gregorio.


- ¿Cómo ha dicho? ¿Que le han dado el alta?


- Sí, señorita....hace un rato estuvo aquí el médico y me dijo que hoy mismo me iba a la residencia.


- Pero si a mí no me ha dicho nada....y hace cinco minutos que he estado hablando con él. Iré a ver si lo localizo y lo aclaramos.



La enfermera, furibunda, se dirige resoplando y con aire marcial y enérgico hasta el estar de enfermería....busca por todos los rincones, pero no encuentra al médico en cuestión....en la sala de reuniones tampoco está.


Pregunta a algunos de sus compañeros que en esos momentos están pasando sala, pero ninguno sabe dónde puede haber ido.


- ¿Estará en consultas?....- le sugiere uno de ellos.


- Yo no sé quién está en consultas hoy...de hecho no sé nunca quién está en consultas.


- Ah, pues yo tampoco...(ríe sonoramente el médico).


- Bueno, llamaré a consultas a ver si por casualidad está ahí.



Dicho y hecho, tras cuatro tonos de llamada, alguien descuelga el teléfono....pero no es él.


Desesperada, la enfermera se dirige al Despacho de Medicina Interna y pregunta a las secretarias si saben el paradero del internista, recibiendo un nuevo "no" por respuesta.


- ¿Y por casualidad sabéis si a Gregorio Barilla le han dado el alta?


- Pues tampoco sabemos nada...- contesta una de ellas, mientras interroga con la mirada a su compañera, que niega rotundamente con la cabeza.



A todo esto, Gregorio ya pasea pasillo arriba, pasillo abajo, vestido de calle...con sus inseparables auriculares puestos, esperando pacientemente a que el médico le traiga el informe de alta para poder irse a su casa.


- Creo que hoy estaba de guardia...¿le has llamado al corporativo?....- le comenta una compañera a la enfermera.


- No, no lo he hecho...ahora mismo lo hago....a qué teléfono tengo que llamar...¿cuál de los dos que hay aquí apuntados?


- Al primero no, que no funciona....llama al segundo.


(biiiiiiip, biiiiiiiip, biiiiiiiip.- Ha contactado usted con el Buzón de Voz del ....)
- Me sale el buzón de voz....
- Llama a Centralita, quizás ellos puedan hacerlo.
- De acuerdo....por intentarlo......
Al cabo de casi dos interminables minutos en que nadie coge el teléfono en Centralita, una voz masculina responde.....
- ¿Sí?
- ¿Centralita? Ponme con el internista de guardia...
- Buenos días, ¿no?
- Si, si, buenos días, y todo lo que tú quieras, pero ponme con el internista...
- Mujer, es que si me lo pides así, no sé si ponerte....
- Mira....¡¡no me toques más el....!!
- Vale, vale....ahora te pongo..."simpática"....
La enfermera está casi fuera de sí....el color rojo empieza a apoderarse de sus mejillas, el ritmo e intensidad de sus resoplidos aumentan exponencialmente conforme avanzan los minutos, y el hecho de tener a Gregorio apoyado en el mostrador esperando la "licencia" para irse a su Residencia, tampoco es que la tranquilice mucho.
Tras un par de intentos, el señor de Centralita le comunica a la enfermera que no es posible localizarlo.
- ¿Hay algún teléfono móvil de él por ahí apuntado?
- Espera que lo mire...(pasa otro larguísimo minuto)...aquí está...te paso con él...
(biiiiiiip, biiiiiiip, biiiiiiip, biiiiiiip.- El número al que llama, no está disponible en este momento...).
Nada. Imposible....la enfermera sopesa entonces tomar medidas drásticas. Hay veces que es necesario decidir sin importar las consecuencias de los actos...¿Llamar al Supervisor? ¿Para qué? ¿Qué es eso?...¿Llamar al Jefe de la Guardia?...¿acaso solucionaría el problema?...no....la decisión estaba tomada....ni corta ni perezosa, rebusca en una vieja lista telefónica y llama a....¡¡la Cafetería!!.
Y tras otros dos minutos más de conversación con un camarero, y escuchando de fondo el sonido de las tazas apoyándose en los platillos, el silbido de la máquina del café, y decenas de conversaciones lejanas, por fin....el internista se pone al teléfono.....
- Díííígame....
- ¡¡Por fin!! Llevo toda la mañana buscándote....
- Pues aquí me tienes...(jeje)....¿qué querías?...
- A Gregorio Barilla...¿le has dado el alta?..
- ¿¿Yooooo??....noo, ¿por qué?
- Dice que le has dicho que hoy mismo se iba a la residencia....
- No, no, no, no....le he dicho que hoy a las cinco tiene una resonancia.

Y es que no hay nada más complicado en este mundo, que entenderse con alguien un poco tieso de oído...y más aún si lleva auriculares.