jueves, 8 de octubre de 2009

¡¡MUCHA MIERDA!!


Cuando Paco Penas acertó a duras idem a encender la luz de la habitación, la imagen que apareció ante sus desconcertados ojos fue dantesca; Basilio había introducido sus afilados y huesudos dedos por dentro del pañal y había realizado un reparto "por aspersión" de sus heces por todo su alrededor.
Había fragmentos que colgaban del techo, como si fueran pequeñas estalactitas, que en un ligero vaivén parecían desafiar la ley de la gravedad y de camino amenazaban la cabeza del pobre y atribulado Paco.
En su pared, Basilio había decidido hacer un experimento pseudocubista....unas huellas de mano por aquí.....un pegotón por allá......incluso el más avezado crítico pictórico no dudaría en titular a la obra "Gorila con sombrero sobre la cornisa de un palomar, observando una otoñal puesta de sol bajo un nublado cielo, en actitud de incomodidad y desidia".
Las sábanas, mantas, colchón y almohada lucían un flamenco diseño "a lunares" a juego con el camisón del anciano, que no contento con este alarde de arte postmoderno, decidió igualmente teñir el sillón que tenía enfrente con la flamenca estampa.
Basilio jugueteaba nervioso con la celulosa del pañal roto entre sus manos, mientras su mirada perdida y desubicada no conseguía posarse un segundo en un punto concreto, como si persiguiera moscas imaginarias en toda la habitación, moscas que por otra parte, se frotaban ansiosas las patas delanteras ante tamaño festín improvisado.
Paco Penas al contemplar este desastre, dió un paso atrás con la mala suerte de pisar una de las pastosas inmundicias que había distribuído estratégicamente Basilio por todos lados, hacíendole resbalar y perder el precario equilibrio en que nuestro febril protagonista se encontraba.
El aterrizaje de nalgas fue espectacular, y dejó a Paco inmóvil durante unos interminables segundos que parecieron eternos. Finalmente, aunque no sin dificultad, consiguió apoyarse en la cama para levantarse y llamar al timbre compulsivamente.
Se abre la puerta y aparece una chica con pijama blanco....¿pero esto que es?....pues no lo ve, MIERDA, PURA MIERDA....la chica se lleva una mano a la frente, y la otra la coloca en jarras negando con la cabeza....uyuyuyuy, Basiliooooooooo. Voy a pedir ayuda, porque esto va para largo. ¿Necesitas algo Francisco?.....una toalla, jabón, y el alta médica si puede ser....jajaja, que gracioso es usted.....
Mientras espera sentado en el sillón que queda limpio, Paco escucha a lo lejos la conversación del Personal....Oye, ¿a que no te imaginas lo que ha hecho Basiliooooo?. Sí, el de la 305-1. No te lo vas a creer, ha puesto toda la habitación lleniiiiiiita de mierda....jajajaja. Vamos a tener que llamar a un celador y a la limpadora, jiji, jojo......
Al cabo de un rato, toalla y jabón en mano, Paco se quita todos los restos frotando con ganas, mientras en la habitación una mini cuadrilla de pijamas blancos asean a Basilio y retiran la ropa de cama manchada.....
Una limpiadora llega a la habitación, pegando gritos como si fuesen las doce de la mañana. Lleva unos auriculares conectados a un mp3, y de vez en cuando se atreve a dar unos extraños pasos de baile que más bien parecen un híbrido de "Paquito el Chocolatero"con reminiscencias del ritual de apareamiento del oso pardo cántabro.
Paco no sabe si le irrita más el baile en cuestión, o la cara de concentración de la limpiadora totalmente convencida de que está ejecutando una pieza que ni el mismísimo Nureyev...
Al finalizar la grotesca danza, la limpiadora (fregona en mano) se le queda mirando sonriente como diciendo...¿qué? te has quedao flipao con mi baile, ¿verdad?.....
Paco se muerde el labio inferior, niega con la cabeza y mira hacia el suelo......¿no hay nadie cuerdo en este hospital, por Dios?...
Tras casi media hora de exquisito trabajo en equipo, el cuadro pseudocubista desaparece así como las amenazadoras estalactitas del techo, lo cual alegra a Paco, aunque no tanto como cuando ve desaparecer a la limpiadora camino de los ascensores..
Basilio se ha quedado dormido con expresión angelical y parece que por fin dará tregua a nuestro protagonista.
Nada más lejos de la realidad. Cuando Paco se encuentra a punto de volver a dormirse, sus nervios olfativos le transmiten al cerebro lo que se estaba temiendo....MAS MIERDA.
Al encender la luz, comprueba que es de nuevo Basilio, aunque esta vez la deposición es líquida y ha vuelto a impregnar el pañal hasta hacerlo inservible, esparciéndose restos por la cama. El olor es nauseabundo y Paco vuelve a tocar el timbre.
De nuevo una cuadrilla de pijamas blancos asean a Basilio que se deja hacer sin oponer resistencia. Una de las chicas con pijama blanco, tras cuchichear algo al oído al resto de sus compañeros, se va y vuelve para recoger una muestra de las heces en un recipiente de plástico.
¿Qué se traerán entre manos?
A la mañana siguiente, la 305 es la viva imagen de un campo de batalla; al desorden normal de los contínuos movimientos de mobiliario y ropa de cama, se añade la impregnación en el aire de un vomitivo olor que parece haberse quedado adherido a las paredes de la habitación y que no ha podido desprenderse a pesar de los esfuerzos del personal sanitario y de limpieza.
Es un olor que será difícil que desaparezca.....mejor dicho.....será Difficile.....

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