viernes, 25 de septiembre de 2009

EL CUENCO VOLADOR


No se podía decir que el ingreso de Paco Penas en Medicina Interna estuviese siendo precisamente un camino de rosas. En apenas 24 horas el lento transcurrir de las manillas del reloj le había regalado el generoso bagaje de un par de extracciones de sangre, una noche sin dormir, un cura con aspecto de médico, una limpiadora con enormes pulmones y un médico sin entrañas. Para colmo la llegada de Antonia, la hija de Basilio (su anciano y desquiciado vecino de cama) no hizo sino ahondar en su profunda angustia y desesperación ante el desconocimiento de su enfermedad y las posibles iniciativas a adoptar en pro de su curación.
Como es sabido que Dios aprieta pero no ahoga (aunque te deja bien jodido, todo sea dicho), la llegada de su esposa Pepi supuso un rayo de luz y esperanza en todo ese caos existencial. Pepi puso un poco de calma y orden en los pensamientos de Paco, que por fin abandonó sus impulsos homicidas y recuperó la sensatez que siempre acompañó a sus actos desde muy joven.
El almuerzo llegó, y Antonia despertó a Basilio que con extrema docilidad engullía cual pavo prenavideño una papilla mustia de aspecto grumoso y cuyo olor invitaba directamente a practicar el "lanzamiento de cuenco" (próximo deporte olímpico en el Hospital de La Línea).
Y así fue como, ni corto ni perezoso, Basilio, ese hombre raquítico, enquencle, timorato y de escasa fuerza agarró con firmeza la mano de Antonia que portaba la cuchara, y con la otra asestó un golpe seco y certero a la base del cuenco.
Como el que observa la repetición de las jugadas más interesantes de un partido de fútbol, durante 2-3 largos segundos, Paco observó como el cuenco comenzaba un vuelo ágil, girando sobre su propio eje una y otra vez, lentamente. Una parábola perfecta que impulsaba el cuenco cada más y más hacia el pobre Paco que estaba sentado en su cama viendo como el destino le deparaba otra sorpresa inevitable.
A medida que el cuenco se hacía más y más grande a su vista, Paco no podía hacer otra cosa que abrir más y más los ojos, a la vez que su mandíbula se descolgaba poco a poco...como queriendo iniciar una frase, siquiera una palabra que le sirviera de defensa ante el "ataque cuenquero" del que era objeto.
Finalmente el grácil vuelo del cuenco finalizó justo en la cabeza de Paco, que sentía como el espeso contenido se desparramaba lentamente por el pelo y caía por su frente hasta empapar toda su cara.
Silencio en la habitación.....
La inevitable carcajada de los acompañantes del moribundo (que estaban ansiosos por tener una oportunidad como esta para liberar tensiones) no sentó nada bien a Paco, que en otras circunstancias hubiera sido el primero en reírse, pues siempre fue persona de risa fácil y sin mucho sentido del ridículo.
Uy, usted perdone, no sabe cuánto lo siento.....Antonia se acercó a Paco, kleenex en mano y empezó a frotar con fuerza, pero era tal su estado de nervios que no acertaba a retirar ni la más mínima muestra del engrudo, a lo cual la ira de Paco no hacía sino aumentar más y más....
Y Antonia, cada vez dándole más fuerte....
Paco que sabía que la piel tiene un límite y que éste estaba a punto de quebrarse producto de los arrastres que Antonia estaba llevando a cabo (sin mala fe), se puso en pie de un salto diciendo Basta, basta....déjeme
La estampa era de Premio Pullitzer....Paco erguido en medio de la habitación con ese curioso sombrero de loza...colocado de medio lado, para que me entiendan, como el que se pone un sombrero cordobés.....
El sonido de las risas ahogadas por las manos que sellaban las bocas de los presentes no hacia sino irritar más y más a Paco.
A sus espaldas, tras un inicio de risa abortado por un siseo severo, uno de los acompañantes al compás de un.... No puedo, no puedo, me voy para afuera.....salía corriendo como alma que lleva el diablo hasta llegar fuera del pasillo, junto a los ascensores para dar rienda suelta a su carcajada más larga jamás recordada.
Paco permanecía petrificado en medio de la habitación y no acertaba a reaccionar. Hasta que Pepi, con mucha paciencia tomó una de sus manos, con la otra retiró el cuenco de su cabeza y finalmente lo acercó al WC......
Poco a poco el desfile de acompañantes hacia los ascensores fue creciendo hasta que las risas empezaron a ser perfectamente audibles en toda la tercera planta.
Comoquiera que la risa y el llanto son extremadamente parecidos en muchas ocasiones, daba la sensación de que alguien había pasado a mejor vida.....
A esto hay que añadir el hecho de que la visita de la UCI (junto a Medicina Interna) estaba todavía entrando y saliendo, por lo que la escena de caos fue en aumento....
La visita de la UCI pensaba que alguien había muerto, y los que empezaban a quitarse la bata verde y los patucos volvían a calzarlos para (incomprensiblemente) volver a entrar para ver si el fallecido era su familiar (al que acababan de ver vivito y coleando hacía tan sólo dos minutos).
Algún familiar de UCI de repente empezó a llorar y gritar.....Ay, Pepe no, no.....que es muy joven.....y a su vez un familiar de éste al verlo llorar de esa manera también pensó que Pepe había fallecido......en cuestión de segundos y si haber dado tiempo a ningún tipo de comprobación previa....el tal Pepe que estaba ingresado en la UCI había fallecido.
Ay, ay, ay, ay.......mira que se lo dijeeeeeeeeee, que no se comiera aquella fuente de ensaladillaaaa, que tenía mu mala pintaaaaaa......ayyyyyyyyyyyy, Dios por qué....
Un señor enorme, no sólo de altura sino de talla de pantalón, mirando hacia el cielo y con los brazos en cruz, gritaba con voz grave........LLÉVAME A MÍÍÍÍÍÍÍIÍ.....LLÉVAME A MÍÍÍÍÍÍÍ.....
En Medicina Interna, los enfermeros y auxiliares salen al pasillo y se preguntan unos a otros qué ha pasado.....alguien que se ha muerto en la UCI.....rápidamente comienza en la planta la "Operación Tila", y se comienzan a producir "en batería" litros y litros de infusión que van circulando hacia fuera........los pacientes y acompañantes de Medicina Interna se agolpan al principio del pasillo para cotillear un poco....alguno ya se da media vuelta diciendo....Pepe, el frutero, estaba mu malito, pobrecito.....
Mientras, Paco se ha aseado y con las dulces palabras de Pepi ha vuelto a calmarse y retorna a la cama.
Paco pregunta a Pepi....qué pasa fuera....parece que alguien de la UCI se ha muerto, dicen que estaba muy mal, que se había comido algo en mal estado y mira cómo ha acabado el pobre....al parecer estaba ahora vomitando sangre y echando espumarajos por la boca....
En esto que entra un señor que está en la 311 y se agrega a la conversación.....dicen que se le han salido los ojos....una enfermedad mu rara, sabe usté...uy, por Dios, las cosas tan malas que hay por ahi......
Alguien en el pasillo no tiene otra ocurrencia que decir algo sobre la Gripe A.......pa qué!!!
La gente se agolpa en el mostrador de enfermería pidiendo mascarillas y batas por si las moscas, algunos aprovechan el tumulto para llevarse una caja de guantes (no se sabe bien por qué ni para qué) y los guardias de seguridad se ven obligados a poner orden en el pasillo.
Paco Penas se queda sentado mirando fijamente a Basilio que le devuelve la mirada esbozando una pícara sonrisa, como si supiera la que ha formado con el dichoso cuenco.
Y no contento con esto, Basilio llama a su hija
Antoniaaaaaaaaa......que quieres, papá.....¡¡¡tengo hambre!!!

3 comentarios:

Charly-Man dijo...

jajaja...fenomenal, como siempre...SOY TU FAN Nº1!!

PACO PENAS...POWER!!

Comandante SKAR dijo...

jajaja!!! Y yo el fan nº 2!!!

chonmora dijo...

chapó amigo...